Claves para ser feliz: lo que me dejó la conferencia del Dr. Enrique Rojas
- Roberto Pacurucu
- 23 jun
- 3 Min. de lectura

Asistí a la conferencia del Dr. Enrique Rojas con la expectativa de aprender algo nuevo sobre la felicidad. Pero salí con mucho más: una mirada profunda al alma humana, al sentido de la vida, al amor, al trabajo, y a ese lugar íntimo donde nuestras heridas pueden convertirse en sabiduría.
Rojas no da recetas mágicas. Habla desde la experiencia, desde el dolor que ha visto en consulta, y desde un recorrido por la filosofía, la historia, la psicología y la espiritualidad. Su enfoque sobre la felicidad no se limita a “sentirse bien”, sino a vivir con sentido. Y eso es también lo que propone el coaching transpersonal: volver a escucharte, actuar desde el ser, y darle un significado profundo a lo que eliges en tu vida. No se trata solo de cumplir metas externas, sino de que esas metas tengan sentido para ti, para que puedas sostenerlas desde un lugar de coherencia.
Uno de los primeros golpes de verdad fue esta frase que proyectó en pantalla: “La felicidad no es un derecho, es una conquista.” Y eso resuena mucho con lo que vengo comprendiendo: no se trata de esperar a sentirnos bien para actuar, sino de atrevernos a crear una vida con sentido aun en medio de la incertidumbre.
Me quedo con varias frases que funcionaron como espejo:
“Una vida sin ilusión es una vida a medio gas.”
“La felicidad consiste en tener un proyecto de vida.”
“La felicidad no depende de la realidad, sino de la interpretación que yo hago de ella.”
“Una persona es feliz cuando ha hecho las paces con su pasado, vive instalada en el presente y tiene ilusiones hacia el futuro.”
También compartió que la felicidad se construye desde cuatro pilares: amor, trabajo, cultura y amistad. Cuatro dimensiones que acompañamos también en coaching cuando alguien quiere reordenar su vida desde adentro hacia afuera.
Otra de las ideas que más resonó en mí fue su énfasis en el aprendizaje continuo como motor de bienestar. Habló sobre cómo la lectura, la curiosidad, el deseo de seguir aprendiendo, nos inspiran, nos motivan, y nos devuelven una ilusión por conquistar .Aprender no solo amplía nuestra visión del mundo, también nos da confianza, nos mantiene vivos, activos, vinculados con algo más grande que nosotros.
La inspiración, el deseo, la ilusión... son piezas fundamentales de la felicidad. Y al ver a los demás como una oportunidad de aprender —ya sea a través del amor, del conflicto o del dolor— dejamos de resistirnos a lo que nos pasa y comenzamos a transformarlo.
También me impactó cómo habló del dolor como aliado. De hacer las paces con él, de dejar de evitarlo como si no fuera parte de la vida. Porque lo es. Las situaciones difíciles son terreno fértil para crecer, aunque duelan. Lo importante es no quedarnos atrapados en ese dolor, sino saber extraer el aprendizaje, y usarlo a favor de nuestro presente.
Rojas decía:“Para estar bien con los demás, primero tienes que estar bien contigo mismo.” Y esa frase me recordó todo lo que he venido trabajando en los últimos meses. Cómo he aprendido a priorizarme sin sentir culpa. A observar mi proceso sin tanta exigencia. A sanar sin prisas, pero con dirección.
También mencionó que debemos reconciliarnos con el pasado, el presente y el futuro. Que mirar atrás solo tiene sentido si volvemos para rescatar los aprendizajes… o para recordar las pruebas de nuestra capacidad. Las buenas memorias, los logros pasados, los momentos donde fuimos más fuertes de lo que creíamos.
Y por último, una idea que quiero recordar cada vez que me paralice el perfeccionismo: “El resultado no es la meta. El camino es la meta.” Pensar que todo se reduce al resultado final nos bloquea. Nos desconecta. Cuando en realidad, lo que importa es el trayecto, lo que aprendes, lo que transformas, lo que te pasa mientras haces el intento.
No salí de la conferencia con certezas. Salí con un espejo.
Y con la sensación profunda de que ser feliz no es llegar a ningún lugar, sino aprender a caminar con intención.
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